'Rateros' en el Parque de Berlín
Javier Fuentes Primer Premio de pintura rápida |
Cuando cae la noche en el Parque de Berlín la situación cambia por completo. Pasa de ser un lugar tranquilo donde los niños suelen divertirse en las distintas zonas de ocio; donde los adultos hacen deporte y en el que las parejas dan pesos románticos de la mano a una zona de caza perfecta para un grupo de jóvenes que aprovecha la ocasión para delinquir cuando la oscuridad lo llena todo.Un grupo de chavales, asiduos consumidores de alcohol y porros de esta zona verde, asalta a peatones y vecinos que pasan a altas horas de la noche.
ANTONIO RODRÍGUEZ Madrid 31/01/2016
Desde hace unos meses los vecinos del barrio denuncian que sufren una oleada de robos a los que no saben cómo hacer frente. Algunos han sido atracados a punta de navaja y otros han sido amenazados por una banda que se instala diariamente en un rincón del lugar público.
El parque está situado en el distrito de Chamartín, al lado de la calle del Príncipe de Vergara, y desde hace unos meses se ha convertido en un lugar inseguro hasta altas horas de la madrugada. «Conozco a amigas que han tenido problemas y por ello siempre evito cruzar el parque sola por la noche, prefiero bordearlo y así evitar cualquier tipo de problema», afirma Natalia mientras pasea a su perro por el parque. No hay sensación de miedo, sino de indignación, pero es cierto que cuando anochece, los dueños de la zona pasan a ser un grupo de jóvenes que permanecen durante toda la tarde bebiendo alcohol o consumiendo cannabis a espaldas de las familias que están por la tarde.
El contraste es muy fuerte. Pueden verse a niños jugando al baloncesto en las canastas del parque o pequeños bajando por el tobogán y a 20 metros se ve a un grupo numeroso de jóvenes fumando porros, bebiendo cerveza y molestando a los paseantes con sus bicicletas.
La Policía dice que no puede hacer nada si las víctimas no denuncian los asaltos
«El sábado cruzaba el parque a la una y media de la mañana cuando tres chicos colombianos me asaltaron con una navaja para que le diera mi teléfono y la cartera. Sólo llevaba mi móvil, se lo entregué y se fueron corriendo», precisa Ana Sánchez, una afectada. Pese a todo, no denunció, pero tiene claro que no volverá a caer en el mismo error de recortar distancias atravesando el Parque de Berlín por la noche. Pilar, una anciana residente en el barrio de Prosperidad, argumentó: «A mi nieto le robaron antes de Navidad la cartera. A él también le sacaron una navaja. Serían casi las dos de la mañana y se la tuvo que entregar para no meterse en problemas». Se trata de una verdadera sensación de impotencia porque suelen actuar cuando las personas van caminando solas y están en inferioridad frente a ellos.
Algunos de los padres que se encontraban vigilando a sus hijos, mientras éstos jugaban en la arena, no dudaron en calificar a este grupo como «gentuza». Marcos, uno de ellos, asegura que «siempre están con litros de cerveza y fumando porros detrás del escenario. Es habitual. Yo, cuando empieza a oscurecer, me voy con mi hija a casa porque más de una vez se han peleado entre ellos o han insultado a gente que paseaba sin decir nada. Es una vergüenza». Una zona señalada por la delincuencia en pleno corazón de Madrid que parece no estar muy protegida por los servicios de seguridad cuando la noche se apodera del Parque de Berlín.
Desde la Policía Municipal afirman que «si los implicados no ponen una denuncia, nosotros no podemos hacer nada. Cuando hay varias denuncias es cuando empezamos a enviar a agentes de paisano y a realizar un seguimiento para impedir que esto no se vuelva a repetir». Mientras tanto, la Policía mantiene el mismo protocolo de seguridad basado en «la presencia de un coche patrulla que circula por los diferentes parques de Chamartín cada cierto tiempo, ya que así se consigue que no ocurran este tipo de actos».
Una zona para el esparcimiento de los vecinos y la diversión de los más pequeños ha sido transformada en un lugar inseguro en la oscuridad, un sitio que es mejor evitar.
http://www.elmundo.es/madrid/2016/01/30/56ad03d5268e3ed6638b4660.html
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