Grupos Escolares Mariano de Cavia e Isidro Almazán, actualmente Luis Bello I y II.
Grupo Escolar Mariano de Cavia. Curso 1955-56 |
Como vivía muy cerca de los colegios (a escasos 50 metros), todas las tardes pasaban por delante de casa los profesores del Isidro Almazán. Muchos días coincidían con mis padres y les daban el parte sobre mi conducta y aplicación en sus respecticas clases. ¡Qué agobio…!
Los nombres de los profesores de aquellos años eran: 1º, don Inocencio; 2º, don Vicente; 3º, don Anastasio; Ingreso, don Joaquín; 1º de bachiller, don Antonio; 2º, don Francisco; 3º, don Fernando, y 4º, don Senén. También estaban otros profesores para los que no querían hacer bachiller: don Francisco (otro) y don Tomás. Don Agustín era el Director del Colegio. Entrábamos al colegio a las 9 de la mañana y lo primero que hacíamos era, en el patio, y formados por cursos, izar la bandera y cantar el “Cara al sol”.
Se entraba al Colegio alrededor de las 9 menos diez. A las 9 se cerraba la puerta de entrada y se quedaban en la acera los que llegaban tarde. Se les abría después de estar el resto de alumnos en las clases y les correspondía limpiar el patio.
Colegio Isidro Almazán. Curso 1959-60 |
Como pincelada acerca al sistema de calificación, me acuerdo ahora de don Senén, profesor de literatura e idiomas, que nos daba unas cartulinas (nos las cobraba) con un número, del 1 hasta el último de los alumnos que formábamos la clase. Nos sacaba alrededor del aula para preguntarnos la lección. Intercambiabamos la cartulina numerada al contestar acertadamente o no a sus preguntas y, según el número que tuviéramos a final de mes, así ponía la nota. El 1, un 10. El 2 y 3, un 9. El 4, 5 y 6, un 8. A partir del 25, suspensos. A los 5 últimos, un 0.
Después de muchos años he vuelto a visitar los dos Colegios en los que transcurrió mi etapa infantil y juvenil. Parece que nada haya cambiado: los largos pasillos, las clases, la sala de profesores, el patio, el vetusto comedor, donde la dieta estaba reforzada por la leche en polvo y el queso americano que, durante más de una década, fue el complemento alimenticio para los niños de los colegios nacionales. Hasta el viejo piano parece reconocerme...
Después de muchos años he vuelto a visitar los dos Colegios en los que transcurrió mi etapa infantil y juvenil. Parece que nada haya cambiado: los largos pasillos, las clases, la sala de profesores, el patio, el vetusto comedor, donde la dieta estaba reforzada por la leche en polvo y el queso americano que, durante más de una década, fue el complemento alimenticio para los niños de los colegios nacionales. Hasta el viejo piano parece reconocerme...
Son muchos los recuerdos y vivencias que se agolpan en la mente referidos a aquellos años de mi vida. Supongo que todos ellos, bien aplicados, han logrado conformar un carácter y una forma de ser en todos los que acudimos, ya hace muchos años, a aquellos Colegios Municipales.
Jose Luis Villarrubia Rapp
Muy bonito texto. Hay recuerdos que permanecen inalterables en la memoria, como si el tiempo no hubiera pasado...
ResponderEliminarMuchas gracias Carlos.
EliminarMe agrada mucho que alguien lea a los que damos pequeños y tambaleantes pasos en la escritura. Y si encime gusta...
De nada, fue un placer leerte.
ResponderEliminarHola José Luis:
EliminarNací en 1952 en la calle Cartagena esquina con Luis Cabrera, en la Escuela de Artes y Oficios de la que mi padre era el conserje. Seguramente aparezco en la foto que adjuntas ya que aprendí mis primeras letras en el colegio Mariano de Cavia, mi maestra, la Sta. Mari que luego durante varios años fue la Directora del Colegio posteriormente también pasé al Isidro Almazán recuerdo todos los nombres de los profesores, lo de los Himnos (El Cara al Sol y el del colegio "Isidro Almazán, mártir y maestro noble español......." que se cantaba los jueves). La leche en polvo de los americanos nos la daban sin azúcar y en la clase de don Inocencio había una ristra de azucareros que cada uno traíamos para endulzarla. Posteriormente la pasteurizaron allá por 1963 traían unos botellines de cuarto litro que afortunadamente caducaban intactos ya que por entonces, había mejorado la ingesta infantil en España. Por esas fechas, se dejaron también de cantar los Himnos. En fin, otros tiempos. Un abrazo.