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domingo, 22 de agosto de 2010

El Mundo, libro de Juan José Millás oriundo de Prosperidad

Título: El mundo

Autor: Juan José Millás
Editorial: Planeta
Año de publicación: 2007
Páginas: 233
ISBN: 9788408075967
Con esta obra distinta, especial, Juan José Millás nos abre sus rincones más ocultos, inaccesibles y cerrados. Recuerda, narra y comparte su pasado, su infancia, su historia y su mundo, nos deja adentrarnos en las anécdotas, los miedos, los sueños, los anhelos y los secretos de su familia, sus compañeros de colegio, sus vecinos y, ante todo, él mismo.
El mundo es el primer libro que leo de Millás, al que hasta ahora sólo me había acercado como columnista. Si he de ser sincera, este escritor y periodista me provoca sentimientos encontrados. Por un lado, lo admiro en su faceta profesional pero, sin embargo, al mismo tiempo me causa cierta repulsión en su aspecto personal debido a su fama de hipocondríaco, neurótico, claustrofóbico y, en definitiva, maniático compulsivo.
Sin embargo, después de leer esta obra, con la que he disfrutado muchísimo, y gracias a las confesiones que Millás ha volcado en ella, he logrado comprender el comportamiento del Millás adulto tras conocer el mundo del Millás niño. Ese mundo en el que creció y del que, sobre todo, intentó huir una y otra vez.
Porque el pequeño Juanjo estaba convencido de que él no pertenecía a ese mundo en el que nunca encontraba su sitio. Ese mundo al que no se adaptaba, en el que no encajaba y que no comprendía, por mucho que lo observase lo más atentamente posible que su inquieta imaginación se lo permitía. Juanjo nunca sabe a qué mundo pertenece pero, desde luego, sabe que no forma parte del mundo en el que vive. Es el mediano de su familia y con cuatro hermanos mayores y otros cuatro hermanos pequeños, nunca tiene sitio en ninguno de los dos grupos. Como tampoco lo tiene en Valencia, su ciudad natal, o en la calle Canillas del madrileño barrio de Prosperidad, donde vivió desde los seis años. De la misma forma, tampoco siente ni recibe todo el cariño que le gustaría ni de su padre, al que en demasiadas ocasiones ve como un hombre, como un extraño, ni de su madre, de la que incluso llega a dudar que sea su verdadera madre.
Pero las dudas, los miedos y las inseguridades del Millás niño no terminan ahí. Sabe que su familia es pobre y que por eso viven en una casa vieja y demasiado pequeña, que por eso nunca estrena nada, ya que todo le llega heredado de sus hermanos. Por eso sabe que nunca formará parte del mundo de los ricos y que sus compañeros de colegio ricos o, al menos, no tan pobres como ellos, se seguirán burlando de él.
Sin embargo, ya desde niño, Juan José Millás demuestra tener una gran imaginación y una enorme capacidad para inventarse historias que le permiten evadirse de ese mundo que le amenaza y no le comprende. Ayudado por el éter en unas ocasiones, por la marihuana en otras o, ya de adulto, por los ansiolíticos, Millás consigue vivir en un mundo paralelo, ese que se esconde en el otro lado de los espejos, ese que se desarrolla tras cruzar el límite que separa la realidad de la fantasía, el mundo real del imaginario, el de los demás del nuestro. Pero, ¿cuál de los dos es el auténtico?
La imaginación del pequeño Juanjo alcanza límites insospechados que le llevan a vivir aventuras que nunca olvidará, ya sea en el barrio de los muertos, situado muy cerca del suyo, o como espía de la Interpol en busca de comunistas que desarrollan una doble vida en su propia calle. Su calle. La Calle. Con mayúsculas. Porque ahí es precisamente donde se oculta toda su vida, su historia y su mundo. Esa calle que años después sigue viendo, que se le aparece sin previo aviso en cualquier momento o en cualquier lugar, ya sea en un viaje en coche a Valencia o en un hotel de Nueva York.
Ahí, en la calle Canillas del barrio de Prosperidad de Madrid es donde Millás vivió de niño pero, sobre todo, es donde maduró, donde experimentó los primeros sueños, las primeras decepciones, el descubrimiento de la amistad, del amor, de la sexualidad, de la vida y de la muerte y también, aunque inconscientemente, de sus deseos de ser escritor. A lo largo de toda la novela, Millás, y con él también el lector, comprende que la escritura, al igual que un bisturí eléctrico, como el que utilizaba su padre en su taller de aparatos de electromedicina, cicatriza las heridas en el mismo instante de abrirlas.
Por eso se hizo Millás escritor. No sólo por su gran capacidad para crear historias sino, sobre todo, porque lo necesitaba. Lo necesitaba para reunir la fuerza necesaria para abrir todos los cajones que guardan su pasado, ordenar todo lo que esconden y volverlos a cerrar. Para seguir hacia adelante. Para vivir.
Por suerte, Juan José Millás ha logrado sacar un gran partido a todo lo que escondían celosamente esos cajones y ha volcado su contenido, poco a poco, en muchas de sus novelas, tal y como confiesa en esta obra. Y al final, esa historia, ese pasado, esa calle y ese mundo cobran tanta fuerza y tanta violencia que Juan José Millás se ve arrollado y, le guste o no, quiera o no, siente la necesidad de contar su historia y, afortunadamente, compartirla con todos nosotros. Por sus padres, por sus hermanos, por María José, por Luz, por el Vitaminas, pero, sobre todo, por él. Por la Calle. Por el mundo.
http://cuentatelavida.blogspot.com/2010/08/el-mundo-de-juan-jose-millas.html

1 comentario:

  1. También en el libro habla de otro mundo imaginario, el barrio de los muertos que despierta la visión a otra dimensión desconocida que existe en la ciudad, que puede ser la de cualquier lector que despierta de un buen sueño

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