Impactado por el fallecimiento de Rafael todavía, vengo obligado a redactar este artículos sobre uno de los vecinos más insignes que ha tenido La Prospe, el barrio de Prosperidad madrileño.
Viene a cuento el transito que ya hicieron Mario Benedetti entre mediados de los setenta a mediados de los ochenta o durante década Gabriel Celaya, destacadas figuras literarias que ya nos engrandecen y a la que se suma en nuestra memoria este plumífero como gustaba definirse. Si de aquel todos guardamos su trato correcto y afable y de Celaya su cercanía y bondad, de Rafael quizás le definia la normalidad y un trato no pocas veces difícil.
Rafael Sánchez Ferlosio ha sido prospereño, término preferido por el ya que prospero era ambivalente y carecía de la letra ñ de la que aseguraba sentirse orgulloso como perteneciente a la lengua de Cervantes. Pero sin desviarnos, era habitual coincidir con el en los establecimientos del barrio adquiriendo cualquier artículo o los muchos años que acudía a redactar en breves hoja de inferior tamaño a la octavilla, a tomar un café sentado en el Bar Luz. Si porque las letras, la escritura era su pasión y su obsesión. Jamás gustó del halago o el reconocimiento público sin por ella molestar a nadie, pero si que le dejaran trabajar en las letras, aquellas que le perseguían y debía laborar con urgencia inmediata y absorben toda su dedicación.
No pocos vecinos se quejaban de un trato frío cuando la realidad es que, absorto en la prosa, apenas notaba la cercanía de las personas. Su vestir era correcto pero funcional notándose que el aspecto físico no era protagonista de su vida. No valoró nunca el dinero si no las letras. Que justo y adecuado fue ese Premio Nacional de las Letras Españolas (2009) al que ya antecedió al Premio Cervantes (2004) que adornaron su carrera desde el Premio Nadal que ya ganó en 1955.
Me embarga el dolor de su ausencia que siento como pérdida irreparable tanto como persona como tanto o más como vecino. No podré imágenes pues es en honor a el. Todavía recuerdo el dolor que nos causó su rostro cubierto por una máscara que filtrabra su respiración con la marca de una multinacional que se atrevió a publicar el pais y de la que dimos cuenta en este mismo blog ( http://laprospe.blogspot.com/2016/01/rafale-sanchez-ferlosio-por-el-barrio.html).
Que oquedad, que vacío, que tristeza, que absurdo, que tristes nos dejas Rafael. Por tu singularidad y tu valía, por tus letras como no, nos dejas en no poco huérfanos. Se nos antoja hasta ridícula la plaza para que lleve tu nombre. Se que honrar tu memoria es no luchar por homenajes públicos. Ese concejalito que hoy tenemos, que jamás te reconoció nada, hoy intenta tapar sus vergüenzas y lo triste estimado amigo que lo hace más por quitarle el nombre a aquella que por ensalzar el tuyo.
Quizás no te desagradara una escultura tuya, con el sombrero, el abrigo y la bufanda, al estilo del barrendero de la plaza Jacinto Benavente puesta en la plaza de Prosperidad, tu plaza, a la altura de tus vecinos y pegado a ellos como viviste, te hiciera sentir justicia en tu recuerdo.
Puedo asegurar que si es cierto que nadie muere del todo mientras alguna persona le recuerde, tu no has muerto porque somos muchos los que te recordamos e incluso nuestros hijos te recuerdan de alardear en el colegio de tu persona, de "Rafael es amigo de mi padre".
Nada puede reparar tu falta pero honrar a los amigos es de ley y sufrir su ausencia, la cruda realidad. Allí donde estés que todos sepan que eres un hombre de letras, de las letras españolas como reza tu premio, de la lengua de Cervantes que no pocas veces te he oído pronunciar. Que eres culto, resoluto y esforzado de las letras. Que digan Ahí va un plumifero
Miguel Rodríguez
No hay comentarios:
Publicar un comentario