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lunes, 21 de agosto de 2017

El parque de Berlín en el diario EL PAIS


A la sombra del Telón de Acero
En el recinto que lleva el nombre de la capital alemana hay tres fragmentos del Muro que dividió Europa
Entrada al Parque de Berlín en Madrid, ideado en 1967 y que hermanó ambas capitales. 

Fran Serrato, Madrid 14 de agosto de 2017.

Cuando se muere la tarde / y agosto parece abrasarte, Madrid, / te buscaré entre las sombras del jardín, / parque Berlín”. La estrofa pertenece a la canción que Víctor Manuel compuso en 1984 y que se llama igual que este espacio verde. La letra del cantante, sin embargo, no parece haber hecho famoso el lugar: “Apenas viene gente a visitarlo que no sea del barrio”, dicen varios vecinos.


El parque de Berlín, situado en el distrito de Chamartín, fue construido antes de que se institucionalizara la costumbre de hermanar ciudades: Madrid y Berlín quedaron unidas para siempre por este lugar en 1967. Desde la caída del muro de Berlín, este parque acoge tres fragmentos del hormigón del Telón de Acero, que separó la ciudad alemana en dos partes.

El proyecto de dedicar este espacio a Berlín surgió en 1966, cuando el alcalde del Berlín Occidental, el socialdemócrata Willy Brandt, anunció una visita a Madrid. Las autoridades municipales eligieron unos terrenos próximos al Colegio Alemán e iniciaron las obras. La casualidad hizo que el nuevo parque, de casi cinco hectáreas, se inaugurara el 9 de noviembre de 1967, exactamente 22 años antes de la caída del Muro. Se esperaba que el propio Brandt presidiera el acto inaugural, pero finalmente no acudió; unos meses antes, había abandonado la alcaldía para dirigir el Ministerio de Exteriores de Alemania Occidental. En su lugar asistió el embajador de la República Federal de Alemania en España, Helmut Allart, que acompañó al alcalde franquista de la capital, Carlos Arias Navarro.



Aquel día se descubrió un monolito de granito que sigue en pie. Está coronado por la figura en bronce de un oso, símbolo que comparten Madrid y Berlín. La estatua es obra del escultor Antonio Navarro Santafé y parte de las 132.000 pesetas (630 euros) que costó fueron abonadas por alemanes residentes en España. “Antes, estos montículos eran un prado donde pastaban las ovejas. No había calles asfaltadas y nos conocíamos todos. Era como un pueblo”, rememora Francisco Molina, de 65 años. Este funcionario jubilado lleva toda la vida en el barrio de Ciudad Jardín. Nadie mejor que él para relatar la evolución del parque. “Ha cambiado muy poco. Los árboles han crecido y se han plantado nuevas especies. En la fuente antes había patos y cisnes, pero desaparecieron cuando trajeron los restos del Muro”.

La estatua está formada por la figura completa de un oso rampante realizada
en bronce, en cuya base leemos, a la derecha, el nombre del autor,
 "NAVARRO / SANTAFE", y a la izquierda, el del fundidor,
 "ANGEL FUNDIDOR / MADRID". El pedestal sobre el que se levanta
 tiene forma de prisma en su cuerpo superior, y un plinto, sobre el que se apoya,
 en el inferior. Está construido en piedra caliza blanca y
 en su frente aparece grabada, en negro y letra gótica, la palabra

Estos retales de la historia fueron inaugurados por el alcalde José María Álvarez del Manzano en el primer aniversario de la caída del Muro, el 9 de noviembre de 1990. Antes, un operario municipal se había afanado por borrar los grafitis de las piezas, aunque no consiguió su propósito. “Los pueblos que no conocen su historia están condenados a repetirla”, explica una madre a su hijo adolescente frente a los restos.
Beethoven y un héroe

Tres trozos de muro original que dividió Berlín 28 añosy  la anécdota es que un operario municipal intentó borrar las pintadas.


Los hermanos Jaime y Jorge, de 14 y 12 años, han bajado al parque a jugar. Se han sentado en un banco para esperar a otros amigos. A sus espaldas emerge el busto de bronce que Madrid dedicó a Álvaro Iglesias. “No sabemos quién es”, reconocen. Iglesias era un estudiante madrileño de 20 años que murió en abril de 1982 mientras intentaba rescatar a las personas que habían quedado atrapadas en un incendio en la calle de Carranza. Salvó a tres personas y murió tratando de rescatar a una cuarta. Un héroe anónimo que comparte el enclave con el compositor alemán Beethoven.

Álvaro Iglesias en abril de 1982 entro en el edificio de la calle Carranza,7 y
 sin esperar a los bomberos salgo a tres personas, pereciendo carbonizado
 cuando intentaba salvar la cuarta


También hay instalaciones deportivas y un auditorio donde se ofrecen recitales. En verano, hace las veces de cine al aire libre. “Cuando esto se llena de verdad es en las fiestas de San Miguel, cuando se montan atracciones de feria”, revela Consuelo, una vecina que pasea con su perro.

Muchos visitantes acuden al parque para descubrir la senda botánica, formada por una treintena de especies, aunque en el panel informativo solo aparecen 13. Para otros, la joya de la corona es el cuidado césped. “No estaría mal que pusieran unos quioscos”, dice Sara Cárdenas, que toma el sol en bikini con dos amigas. La joven solicita también que el Ayuntamiento delimite una zona para perros: “No puede ser que te tiendas en el césped y te encuentres cacas de perro”.

En el parque hay un restaurante acristalado que sirve un magnífico granizado. “Agosto es el peor mes porque la gente del barrio se marcha de vacaciones”, apunta Rubén, un camarero. Y añade: “Viene gente de otras partes de Madrid, y turistas, pero son los menos. Por desgracia, este sitio no aparece en las guías de viaje”.

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